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Resumen de ¡Ay, Carmela!, de José Sanchís

Introducción sobre el autor

José Sanchís Sinisterra es uno de los dramaturgos más prolíficos y aclamados del teatro contemporáneo español. Nacido en Valencia en 1940, su carrera teatral abarca más de cinco décadas, durante las cuales ha experimentado con diversos estilos y temáticas. Ha sido reconocido con varios premios, siendo un referente para la dramaturgia actual en España. Su habilidad para tratar temáticas profundas y, a menudo, dolorosas con un toque de humor y agudeza lo distinguen notablemente.

 

Resumen ampliado de la obra

La obra teatral ¡Ay, Carmela! transcurre en 1938, en plena Guerra Civil española, uno de los períodos más convulsos y sangrientos de la historia reciente de España. Carmela y Paulino, artistas de variedades, viajan con su función por la zona republicana, llevando alegría y distracción a las tropas republicanas en un momento en el que el avance de las tropas franquistas es cada vez más evidente.

Mientras viajan, un error de orientación los lleva detrás de las líneas enemigas, siendo capturados por las tropas nacionalistas. Lo que comienza como un simple error de ruta se convierte en una situación límite en la que sus vidas penden de un hilo. Para intentar salvarse, Paulino decide colaborar, adaptando su repertorio al gusto de las tropas franquistas. Sin embargo, las demandas del teniente al mando son claras: deben realizar una representación frente a las tropas franquistas y un grupo de prisioneros republicanos, que están a punto de ser fusilados.

Este encargo provoca una gran tensión entre los dos protagonistas. Mientras Paulino, más pragmático, ve la actuación como una forma de salvar la vida, Carmela experimenta un profundo conflicto interior. Para ella, actuar ante aquel público y en esas condiciones es traicionar a sus ideales y a la República por la que tanto han luchado.

La obra se desarrolla entre el preparativo y la realización de la actuación, siendo un fiel reflejo del miedo, la tensión y la desesperación que sentían muchos españoles durante esos años. Se evidencian también las diferencias y similitudes entre los dos bandos, humanizando a todos los personajes sin caer en maniqueísmos.

El clímax se alcanza durante la actuación, cuando Carmela, superada por la emoción y la indignación, rompe el guión previsto y lanza un alegato a favor de la libertad y en contra de la opresión. Esta valiente acción, aunque condena su destino, también refleja la resistencia y la lucha contra la injusticia y la represión.

 

Personajes principales

  • Carmela. Protagonista femenina, es el alma y la conciencia de la obra. Su evolución y conflicto interno reflejan la tensión y el drama de la Guerra Civil.
  • Paulino. Protagonista masculino, es un personaje más pragmático y a menudo se presenta como el contrapunto cómico de Carmela.
  • Teniente. Representante de las fuerzas franquistas, encarna la represión y el autoritarismo. Aunque en momentos puede mostrarse humano, su lealtad está clara.

 

Estilo de la obra «¡Ay, Carmela!»

José Sanchís Sinisterra logra en «¡Ay, Carmela!» una fusión magistral de elementos dramáticos y cómicos que construyen un estilo único y distintivo. Aquí se describen algunas de las características estilísticas más notables de la obra:

  • Fusión de géneros. Aunque la obra se enmarca en un periodo histórico doloroso, no se queda solamente en el drama. Sinisterra mezcla hábilmente la comedia con el drama, creando situaciones que hacen reír al espectador, pero que, al mismo tiempo, lo llevan a reflexionar sobre la profundidad de las situaciones presentadas.
  • Diálogos agudos. Los diálogos en «¡Ay, Carmela!» son vivaces y llenos de ironía. Carmela y Paulino, al ser artistas de variedades, utilizan un lenguaje colorido y lleno de jerga teatral, lo que le da a la obra una frescura y autenticidad particular.
  • Simbolismo. La obra está cargada de simbolismo. El escenario, el telón, los atuendos y la propia actuación de los protagonistas se convierten en símbolos de resistencia, opresión, traición y esperanza.
  • Dilemas morales. La estructura de la obra se basa en la tensión y conflicto internos de los personajes. El estilo reflexivo se manifiesta en las decisiones que deben tomar, en especial Carmela, quien se debate entre sus convicciones y la necesidad de sobrevivir.
  • Juego metateatral. Sinisterra juega con la idea del «teatro dentro del teatro». La obra se centra en dos artistas que deben representar una función, por lo que se plantean niveles de lectura y reflexión sobre la naturaleza del arte, su poder y sus límites en contextos adversos.
  • Realismo y contexto histórico. A pesar de las licencias artísticas, la obra tiene un fuerte anclaje en la realidad histórica de la Guerra Civil española. Los detalles, desde la vestimenta hasta las referencias políticas, están meticulosamente cuidados para transportar al espectador a ese momento concreto de la historia.
  • Humanización. A través de sus diálogos y situaciones, Sinisterra evita caer en el maniqueísmo. Aunque se presentan claros antagonistas, la obra se esfuerza por mostrar la humanidad en todos los personajes, reflejando la complejidad de la guerra y sus protagonistas.

 

Características de la obra

  • Historia y Memoria. La obra es un recordatorio de la historia reciente de España, mostrando la crudeza de la guerra y la división entre los españoles.
  • Dualidad. La obra juega con la dualidad entre la comedia y el drama, reflejando la complejidad de la condición humana en situaciones extremas.
  • Dilema Moral. El conflicto entre la supervivencia y la integridad moral es central en la obra, especialmente a través del personaje de Carmela.

 

Comentario de texto

Fragmento: «El escenario se tornó un campo de batalla, donde las palabras eran las balas y las emociones, las trincheras.»

Este fragmento simboliza el poder del arte y la palabra en tiempos de guerra. La comparación entre el escenario y un campo de batalla no solo destaca la tensión y el peligro que sienten los personajes, sino que también subraya la idea de que el teatro, al igual que la guerra, tiene el poder de cambiar vidas y destinos. Las «palabras» se convierten en «balas», indicando que en ciertas circunstancias, la expresión artística puede ser tan poderosa y letal como un arma. Es una metáfora profunda que refleja la esencia de la obra: la lucha interna y externa, el poder del arte y la resistencia frente a la adversidad.

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